
Lo curioso del caso es que no muy lejos, en nuestras canchas, pasa algo parecido por no decir igual… Cuando sabes que un equipo es capaz de hacer un baloncesto fácil y atractivo (dentro de unas limitaciones) y les has visto hacer entrenamientos que realmente valen tu sacrificio y aun así, -sin saber como, porque motivo o de que depende- en algunas ocasiones, curiosamente repetidas ocasiones, su actitud es parecida a los jugadores de aquella madrugada del día de Navidad.
Son actitudes que hacen que sientas las ganas de inyectarles una dosis de tu sangre en la que la pasión y el carácter hacen que desborde por tus venas. Pero la realidad es cruda y puedes intentar que el grupo retome la senda que no hace muchos días atrás seguía y te hacían disfrutar como un niño la noche de reyes. Como muchas cosas en la vida, es algo imposible de controlar y dominar pero aún así, como aquel amor imposible que todo el mundo tiene alguna vez, no dejas de luchar por ello sin dejar de ser optimista y esperar pronto una respuesta de la otra parte, aunque sea una mentira, un engaño.