Tumbado en la arena de la playa en un día triste y oscuro y después de saborear un ChikenPig, comprado en el restaurante de ambiente surfero situado a escasos metros del mar, me dispongo a leer un libro que días atrás compre y que en algún cumpleaños regalé a una buena amiga.
“Qui soc jo? I com, em demano, acabara aquesta història? El sol ha sortit, i jo sec al costat de la finestra que està entelada amb l’alè d’una vida que ha desaperagut…”
Con estas primeras líneas de la novela no puedo evitar desviar mis pensamientos hacia atrás, hacia la pasada temporada. El primer paso es pensar en la evolución de las jugadoras y jugadores de mis equipos, de como han progresado des del principio hasta el final. Posteriormente pienso en mi, en como he actuado durante el transcurso del año. Si las decisiones que tomé fueron las correctas o las erróneas, si me salté algún paso en el aprendizaje de mis jugadores, si mi actitud en situaciones críticas fue la acertada o me deje llevar por el mal momento, si encontré solución a los problemas que me podían desorientar de mi ruta o simplemente los aparté y seguí como si nunca hubieran ocurrido, si plantee bien los partidos o no les di la importancia que se merecían, si en algún momento falté al respeto a alguien de mi entorno (ya sean jugadores, entrenadores, árbitros o auxiliares de mesa) o los supe tratar como debía.
Hecho este pequeño paréntesis de reflexión continuo leyendo el libro que me ha hecho valorar lo que tengo y me he hecho darme cuenta que, al fin y al cabo, cuando eliges algo, directa o indirectamente, estás descartando otra opción.
“Aquest matí faig fila: amb dues camises, uns pantalons gruixuts, una bufanda cargolada al coll amb dues voltes…”